Discurso del Papa Juan Pablo II en el Congreso Univ 2005

Así pues, también para vosotros, queridos estudiantes y profesores universitarios, como solía repetir san Josemaría, el trabajo y el estudio deben ser "una continua oración, con las mismas palabras entrañables, pero cada día con música distinta. Es misión muy nuestra transformar la prosa de esta vida en endecasílabos, en poesía heroica".

19 de marzo de 2005

Amadísimos jóvenes:
1. Me alegra daros una cordial bienvenida a todos vosotros, que habéis venido de diversas partes del mundo para participar en la cita anual del Univ. Os saludo a cada uno con afecto y os invito a aprovechar la oportunidad de esta estancia en Roma para crecer en el conocimiento y en el amor a Jesucristo. Saludo a quienes os acompañan; de modo especial, saludo al obispo prelado del Opus Dei, monseñor Javier Echevarría Rodríguez, que participa en vuestro encuentro.
Desde los estudios universitarios, os comprometéis a construir una nueva cultura, respetuosa de la verdad del hombre y de la sociedad. En este congreso internacional afrontáis precisamente el tema: "Proyectar la cultura", concentrándoos en el lenguaje de la música.
2. La música, como todos los lenguajes artísticos, acerca al hombre a Dios, que ha preparado para quienes lo aman algo "que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó" (1 Co 2, 9). Pero, al mismo tiempo, el arte puede transmitir a veces una concepción del hombre, del amor y de la felicidad que no corresponde a la verdad del designio de Dios. Por tanto, es preciso realizar un sano discernimiento. Os repito a vosotros lo que escribí para los jóvenes de todo el mundo en el Mensaje para la próxima Jornada mundial de la juventud: "No creáis en falaces ilusiones y modas efímeras, que no pocas veces dejan un trágico vacío espiritual" (n. 5). A vosotros, amadísimos jóvenes, os corresponde también renovar los lenguajes del arte y de la cultura. Por tanto, esforzaos por alimentar en vosotros la valentía de no aceptar comportamientos y distracciones marcados por el exceso y el ruido.
3. Como os recuerdan en las múltiples actividades de formación organizadas por la prelatura del Opus Dei bajo la guía del obispo prelado, toda persona, de cualquier condición y estado, está llamada a encontrar cada día a Cristo en su propia existencia. Como sabéis bien, la vocación de los fieles laicos es tender a la santidad, animando cristianamente las realidades temporales. Así pues, también para vosotros, queridos estudiantes y profesores universitarios, como solía repetir san Josemaría, el trabajo y el estudio deben ser "una continua oración, con las mismas palabras entrañables, pero cada día con música distinta. Es misión muy nuestra transformar la prosa de esta vida en endecasílabos, en poesía heroica" (San Josemaría Escrivá, Surco, n. 500).
Que María santísima os ayude a encontrar a su Hijo Jesús en la liturgia de esta Semana santa, y en los sacramentos de la penitencia y de la Eucaristía. Que la Virgen Madre de Dios, Mujer eucarística, os conduzca a cada uno de vosotros a la alegría del encuentro con Cristo.
Con estos sentimientos, os bendigo a todos vosotros y a vuestras familias, y formulo de corazón fervientes deseos de felicidad con ocasión de la santa Pascua.